La Fageda y la economía social

28 de Abril 2019, by Pau

El viernes decidí coger vacaciones y asistir a las jornadas de entrepreneurship social de La Fageda. Aunque no tengo intención de emprender (corporativamente hablando) en el corto plazo, considero que emprender es una actitud vital que podemos ejercer desde cualquier posición y situación de nuestras vidas; sea por cuenta laboral ajena, familiar o comunal. Por este motivo me desprendí de los posibles clichés y asistí con ilusión.

Emprender: Acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro. Sus componentes léxicos son: el prefijo in- (hacia dentro) y prehendere (atrapar). Ver: prefijos, otras raíces latinas, empezar, prender y también aprender.

Conocía ampliamente el modelo de “La Fageda” por cercanía, pero quería tomar distancia por un día y entender mejor que ocurre en aquel hermoso lugar de la Garrotxa en medio de un inmenso hayedo crecido sobre suelo volcánico. Debo reconocer que charlar con su fundador, Cristóbal Colón, fue una toma de aire fresco que necesitaba para continuar reafirmándome en mi viaje vital. Es de aquellas personas que no te deja indiferente por su abrumadora coherencia, y hace de lo más sencillo, un acto casi de heroísmo.

Llegando a primera hora desde la ciudad tuve la sensación de entrar en un mundo nuevo, fresco como un cuento de hadas. Los que vieron la serie Lost hace quince años se acordaran de la impresión que les dio por primera vez ver la vida en aquel pueblecito de una de las estaciones Dharma. Fue esta la impresión; un mundo natural y bello, cuidado, donde las personas se saludan, sonrientes, y continúan sus quehaceres de forma tranquila sin reparar en la excepcionalidad del lugar. Es un sitio para las personas, donde uno se siente bien, y percibe que se acometen los objetivos con un equilibrio intrínsicamente humano. Y aquí podría acabar mi post y definir la economía social como una economía puramente para las personas, pero la siguiente pregunta sería: ¿acaso hay una economía que no sea para las personas? Si existe el término economía social, ¿quiere decir que hay una economía “asocial”? Respondiendo estas preguntas me pasé el resto del día…

Desgraciadamente uno sobrentiende hoy por economía social aquella sin ánimo de lucro, que a menudo gira sobre colectivos desfavorecidos o marginados, donde se realizan tareas de bajo valor añadido y encima el imaginario colectivo le añade una pátina de imagen hippie de “flower-power” pseudo comunista. Creo que esta es la imagen que nos han intentado vender desde hace décadas los creadores de la economía “asocial”, que existe y vive entre nosotros. Efectivamente La Fageda se sostiene, en parte, dentro este imaginario que he descrito: es una organización sin ánimo de lucro formada por discapacitados psíquicos o afectados por trastornos mentales severos (un colectivo en riesgo de exclusión) y tiene un fundador que parece salido de un kibutz setentero. Pero a diferencia de muchas otras organizaciones de este tipo La Fageda produce un producto de alta calidad, aportando valor añadido a sus consumidores, y lo consigue en un entorno altamente competitivo como es el gran consumo. Aquí nadie les hace favores, sólo gana cuota de mercado quien hace las cosas bien, y ellos lo hacen con calidad y diferenciación. Pero debido a la particular composición de su personal, un colectivo “más” vulnerable, han tenido que repensar bien la condición humana y lo que significa ser persona y tener unas capacidades únicas.

“Siempre me han gustado los extremos porqué sirven para dar ejemplo, impactando fuerte, en una normalidad dónde se esconden muchas carencias que nadie quiere admitir”

Trabajar con personas “más” vulnerables les obliga a tener una política de recursos humanos y sociales impecable, interiorizar unos principios claros y universales, tener unos valores incorruptibles y una capacidad de esfuerzo inhumana, o puramente humana, para conseguir sus objetivos a pesar de los retos del día a día. Pensar que esto es particular y único dada su condición es creer en la economía “asocial”. Les explicaré brevemente sus fundamentos esenciales para ver si lo que leen les suena marciano o se relacionan íntimamente con ellos:

  • Las personas se sienten realizadas al trabajar en algo útil que aporte valor a la sociedad.
  • El sentido de pertenencia a una Comunidad enriquece, y más si se relaciona con el primer punto.
  • Cada uno tiene unas capacidades y se debe encontrar un trabajo que se adapte a ellas.
  • Tener responsabilidades es parte de la dignidad de las personas como parte del ejercicio de su libertad. La condescendencia y obsolescencia es denigrante para el ser humano.
  • El trabajo en equipo, complementando capacidades, es básico para conseguir objetivos retadores y competir en cualquier entorno competitivo.
  • La tolerancia y la flexibilidad deben estar siempre presentes e ir en paralelo con la exigencia profesional.
  • Un entorno de trabajo agradable es clave para la estabilidad mental, el control del estrés y la ansiedad. El contacto con la naturaleza conecta con lo más profundo del ser humano ayudando a canalizar emociones y estabilizarnos.
  • El orgullo personal debe dejarse de lado dando paso a un bien común.
  • Integridad personal; estar alineado con sus valores más profundos, no auto traicionarse, ni venderse, ni prostituirse moralmente es fundamental para dar sentido a su trabajo y por extensión a su vida. El coraje, la alta dedicación y rendimiento, la pasión y el magnetismo personal radican en ello.
  • “Me ayudo a mi mismo ayudando a los demás”, es el lema de Cristóbal Colón. No es filantropía, ni generosidad absoluta, es simplemente auto realización.

Esto es lo que proclama La Fageda con vehemencia, mucha coherencia y con la pasión resultante de saber que conectan con lo más profundo del ser humano. Creernos que éramos invulnerables y que estos principios no eran los más importante ha desencadenado una ola de economía “asocial”, y con ella ha llegado el Prozac, la ansiedad y la insatisfacción perenne de nuestra sociedad. Ellos, los más vulnerables, nos enseñan el camino que no es más que un “back to basics”, recordar quienes somos y dar sentido a nuestras existencias.

No me gustaría que fueran catastrofistas y piensen que el mundo no tiene solución. Particularmente pienso que lo que he llamado falsamente economía “social” y “asocial” tenderán a converger si no queremos autodestruirnos, por pura supervivencia. “No confundan sin ánimo de lucro con sin ánimo de margen” dijo Cristóbal Colón, y para mi ahí reside el núcleo del problema actual. El margen es la sangre que alimenta el aparato social de esta organización: asistentes sociales, residencias, atención de los jubilados, posibles “ineficiencias” operativas y cuidado de por vida de cualquier empleado que forma parte de esta gran Comunidad… Sin él no podrían dar servicio a esta enorme causa y para poderlo sostener deben hacer muy bien las cosas y crear productos de valor añadido sostenidos en el tiempo, además pagan impuestos como cualquiera y generan un enorme ahorro al Estado con su brillante trabajo (no sé si existe el antónimo de externalidades económicas, pero es lo que hacen, ahorran dinero a la sociedad) ¿Y qué pasa con las sociedades con ánimo de lucro? Siempre he creído en un sistema liberal, en el lucro como incentivo para innovar, para mejorar y aceptar el riesgo que otros no querrían aceptar (hemos visto que ha pasado con sociedades sin incentivos y sin una meritocracia clara) pero el lucro a costa de la clase media: reducción de salarios, largos horarios laborales, malos liderazgos, exclusión de los más débiles, reducción de condiciones extrasalariales y explotación del individuo hasta escañarlo en su vida no funciona, y si funciona tiene un tiempo limitado. Además, muchas de estas organizaciones los hacen creando externalidades a costa de todos: polución, enfermedades, necesidades inútiles, etc. El lucro “asocial” para alimentar cuentas en paraísos fiscales o inversores de porcentaje infelices sólo genera un mundo peor. Si el hombre es hombre la felicidad radica en los puntos que hemos detallado y comprobado allí in situ y cuesta entender como hemos llegado a un mundo para que las personas sean infelices. Pervertir el lucro y pensar que una sociedad sin él sería mejor ya se ha probado, crear organizaciones sin ánimo de lucro y sin ánimo de margen genera países pobres; debemos reequilibrar el lucro y reinvertirlo más en la sociedad sin la necesidad de filántropos mediáticos que nos hagan un favor. Es tan fácil como remunerar el trabajo dignamente, hacer todas las capacidades válidas, dar valor añadido y trabajar para causas que valgan la pena.

Mi receta es la siguiente: no trabajen en una posición en la que no crean, no fomenten ni consuman organizaciones “asociales”, huyan de ellas, no promuevan actitudes de este tipo dentro sus equipos y seres queridos ni se conformen en ser seres atolondrados en el materialismo deprimente que nunca será suficiente (ni en las Cayman). Lideren como toca, trabajen para causas en las que crean, nunca se auto traicionen, sean fieles a su más profundo “yo” y la pasión y el entusiasmo les invadirán. Reflexionen y disfruten del camino.

Inspiración: Cristóbal Colón

Inspiración: Cristóbal Colón

Fundador de "La Fageda"